Entradas

Mostrando entradas de junio, 2012
Misterio Tal como lo predije La sombra de mi mente no se reflejó en el piso Y la máquina de idiotas acrecentó su producción Y las milanesas de mondongo son cada día más ricas Y viendo el deterioro progresivo de las verdades absolutas Me niego a afirmar algunas hipótesis irrefutables Como que detrás de cada mosquito  que escuchamos cerca de nuestros oídos Hay dos que nos pican y chupan la sangre, (obra maestra de la distracción) O que los extraterrestres no existen O que quizás si ¿Quién sabe? Puede ser que la mortalidad de los sapos  Este directamente relacionada con la desaparición acelerada de los charcos Antes que con el deterioro de la red ferroviaria de trenes de carga. (el debate recién ha comenzado) Aunque quizás hay cosas más importantes para cuestionarse que las formuladas anteriormente y que muchas veces me quitan el sueño El momento exacto de nuestra muerte; la existencia de Dios; el fin de los tiempos, Si todo es suerte o destino;
El tiempo, el universo y tu pelo Tanta novedad suele no ser lo mejor del día Del día y la noche lo mejor es tu pelo al que pocos conocemos despeinado Conocemos solo una mísera parte de lo que ni siquiera imaginamos E imagino una vez más tu reflejo en el sol con ese vestido lila Con el sol, la luna y si nombraba a las estrella era demasiado ya Demasiado como el tiempo que se mueve constante y avariento Constante es tu mirada que se jacta de tan serena Y la jactancia del universo que se cree más inmenso que lo que debe ser O lo que no debo hacer cuando te extraño Tan extraña como cuando la naturaleza se vuelve cemento Y vuelvo a pensar en pavadas sobre tu pelo Que suele ser lo mejor del día la noche y el universo Despeinado, así, cuando por las mañanas durmiendo te veo. MJS
La puerta número cuatro del infierno El débil cristal del azulejo se requiebra y se rompe en mil pedazos. El final descascarado del otoño es el marco que enumera mis entrañas. Las vísceras se esparcen vanidosas y se estrechan con las gotas de sudor de mis últimos respiros  temblorosos y mis manos que buscan, ya sin fuerzas ya sin éxito, la posible salvación que inevitablemente llegará tardía en esta noche, mi última noche. La salvación, que nunca alcanzará a perderme. La perdición, que nunca llegará a salvarme. La rendición, que acaba de llegar y me alcanza y me pierde y me gana. Y si, de vez en cuando cada tantos años todo vuelve a ocurrir. Cuando la luz que encarna la sombra demencial de los infiernos se dibuja en el horizonte. Sé lo que ha de pasarme.   Lo inevitable. Las tres primeras veces fue terrible, pero esta ha sido peor. La macabra actitud de un ángel maldito me descubre entre la multitud, y se vuelve y me cobija en sus