Paisaje


Paisaje

Agreste la pedrera
Rugosa la montaña
Sedienta y solitaria la siesta
De nubes de polvo que se levantan incorregibles por los cerros
De los chivos que aparecen de repente entre la espesura de esos montes
Y los loros que anidan y que cantan y se quejan aunque griten espantados por su estirpe de ser loros
Que entre bosques de cardones y de vides se alimentan entre el verde manzanar de los dulces de membrillos y de nueces
Con los clanes de chicharras y sus coros de sonidos invisibles, me acorralan, enmarcan y rodean tanto; que siento que me cobijan y protegen
Como me cobija ese sol tan añejo como sólo él puede saberlo,  como sólo él puede abrazarme en esos cerros que comienzan a extrañar la blancura de la nieve
En ese cielo transparente que agiganta el aroma natural de su celeste
De esos  aires cristalinos que emborrachan mis oídos con cada suspiro que suspiro al pensar en aquel paisaje de una postal que ya he vivido
Un sueño que quisiera duplicar en este instante para volver a allí
A esa solitaria y sedienta siesta
En la pedrera agreste
De aquella rugosa montaña
Allí, en ese lugar
Nací una mañana.

MJS

Comentarios

Entradas populares de este blog

La batalla de Piribebuy

Los midontes (Apocalipsis II)

Ao Nang, Krabi