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Mostrando entradas de abril, 2017

Lo que cuesta vale ( o como logré mandar todo al carajo)

Lo que cuesta vale (O cómo logré mandar todo al carajo) Hace un tiempo escribí que había mandado todo al carajo y que me iba a recorrer al mundo. Es así, pero no tan así. Me refiero lo de mandar todo al carajo. No es que un día me levanté cruzado, mandé a cagar a mi jefe, me subí al escritorio del gerente y le hice pis en la cara mientras le gritaba: -¿Sabés qué pelotudo? ¡Metete en el orto esta empresa del orto! No, no fue así. No fue un solo día, ni un rapto de locura. Fueron varios años de desgastar una relación laboral con un claro objetivo: Que me rajen. Ojo, como toda relación tuve momentos muy buenos. Cuando empecé y durante muchos años me quedaba después de hora, iba a trabajar algunos días feriados, una vez me acuerdo que me quedé hasta las tres de la mañana. Y lo hacía porque me gustaba trabajar de lo que trabajaba. Tenía la esperanza de hacer carrera ahí adentro. Estaba orgulloso. Le contaba a todo el mundo: trabajo en tal y tal lado. E inclusive en los boliches más de

Viajar con la mochila vacía

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Viajar con la mochila vacía Falta un mes para que comience el viaje, o mejor dicho para que tome el avión e irme. El viaje empezó hace rato, desde que saqué el pasaje, desde que lo comencé a imaginar. A planear esta mudanza inconstante por el mundo, de recorrer y aprender e irme sin rumbo y sin tiempo fijo. Para lograr eso hay que sentirse libre y sobre todo poder y saber disfrutar de esa libertad. Cortar con algunas cadenas, para sentirnos más livianos y así volar hacia donde se nos antoje. Y para eso lo primero que hay que lograr es desapegarse de todo lo que nos ata al aquí y ahora. A mi me cuesta mucho eso, es lo que más me está costando. Hace varios días que estoy tirando papeles. Ya llevo más de cinco bolsas de consorcio llenas. Pero no puedo tirar todo así porque sí. Apuntes de la universidad, de los postgrados, cuadernos de inglés, de portugués, muchísimas hojas escritas con esbozos de poesías y cuentos, invitaciones de casamientos, tarjetitas de comunión, entradas al cine, p

Sensaciones de una noche de verano

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Sensaciones de una noche de verano Siento que todo es cocodrilo y sangre y muerte y la noche que es insondable. Esa oscuridad que a veces se hace insoportable. Que se cee incorruptible. Oscura y pulcra. Y sobre todo misteriosa, sarcástica, sexy y seductora.   No recuerdo algo tan lindo como para describirlo y que me purgue algo de esta calma innecesaria. De esta ansiedad viciosa que a veces parece incurable. Ese “gustito feo” como siempre lo llamé. Esta vez puede ser que sea algo puro, natural, sórdido. Buenos Aires está ahí afuera, vacía de tan llena. Con mil y una propuestas de sensaciones, de infortunios, de jolgorio y vértigo. Quiero naturaleza. Hace mucho, una noche acampé al lado de una ruta, un verano, una noche sin viento. Con grillos y bichitos de luz y agua salada que salía de la canilla del baño de una estación de servicio. Recuerdo unos eucaliptos. El aire caliente y el silencio de las cigarras y ese silencio que se interrumpía por el ruido de los autos que pasaban ca