Mudanza, una vez más

Mudanza, una vez más 
Me mudo de nuevo. Chau, me voy de otra casa, depto en este caso. Chau Parque Chacabuco. Chau Buenos Aires. Por un tiempo que no sé cuanto será. Si, es un embole embalar y cargar y descargar muebles y cajas. Igual me mudé tantas que ya es una costumbre. Lo interesante de esta vez es que no sé donde me voy. O sea si, pero no va a ser un lugar fijo. Me voy de viaje a lo que pinte. 
Y mientras iba embalando y tirando cosas iba recordando todas las casas en las que viví:
1- Catamarca, Andalgalá: No conozco esa casa. Creo que viví tres meses. Ni siquiera cuando fui a conocer el pueblo donde nací la conocí. Tarea pendiente.
2- Córdoba, Alta Gracia: Tampoco conozco esa casa. No conozco esa ciudad. Ahi nació Romina, mi hermana. No recuerdo nada preciso: Nieve, un poncho marrón y algunas imágenes en movimiento, pequeños destellos de momentos borrosos. Descubrí que estaba vivo. Tenía tres años cuando nos mudamos de ese lugar. ¿En dónde estarán esos recuerdos de nuestros primeros años?
3- Salta, Calle Los Raulíes: Jugar en la sodería de al lado, conocí a mi hermana, incendié el pastizal del fondo, subir a los cerros, acompañar de madrugada a mi mamá a la parada del colectivo con mi abuela, los gitanos de la otra cuadra. Y descubrí la música. Me acuerdo muy bien de estas canciones: El cumbanchero, Llegaron los bomberos y My Sweet Lord.
4- Salta, Pasaje La Viña: Aprendí a jugar a la pelota y al ajedrez. Doña Margarita. Una cabeza guateada. Una casa misteriosa al fondo. Una vez una oveja me pegó un cabezazo mientras trepaba un paredón. Conejos, muchos. Una tortuga y un loro. Aprendí a leer. 
5- Salta, calle Buenos Aires 1199: Mi infancia. Los recuerdos más lindos. Tenía una canchita de fútbol al lado. Los mejores amigos que se pueden tener. Libre. Sin responsabilidades, ni preocupaciones. Ahi nació Natalia, mi prima. Descubrí el amor. Sufrí mucho esa mudanza. 
6- Buenos Aires, Calle 16, Mercedes: El cambio fue muy grande. Me costó mucho al principio. La secundaria. El comienzo de la adolescencia. No recuerdo casi nada de ese tiempo.
O no quiero recordar.
7- Buenos Aires, Calle 24, Mercedes: Más adolescencia. Alcohol, mucho alcohol, boliches y descontrol, mucho descontrol. Me calmó la hepatitis, no sé que hubiese sido de mí sino me agarraba esa enfermedad. Ahí nació Tobi, mi hermano.
8- Buenos Aires, Calle 37, Mercedes: Comencé la universidad. La casa estaba divida en dos. Vivimos un tiempo en cada una. Mas descontrol. Ahí nació Carmela, mi sobrina. Comencé mi biblioteca. Descubrí el placer de escribir. Un viernes a la noche me quedé escribiendo sin parar desde las 12 de la noche a las 4 de la madrugada. 
9- Ciudad de  Buenos Aires, Calle Dean Funes, Parque Patricios: Trabajo. Comence a descubrir la ciudad. Me convertí en un cinéfilo, como no conocía a nadie iba por lo menos dos veces por semana al cine. “De amor, humor y otras Patrañas”, mi primer libro, me abrió las puertas para conocer muchas personas interesantes.
10- Ciudad de  Buenos Aires, Calle Calasanz, Parque Chacabuco: Ahora mismo en este instante. Desde dónde me estoy yendo.

Bonus Track: 

A- La sodería, Virgilio Tedín 490, Salta. Un antro. Viví grandes momentos en ese lugar. Los más felices me atrevería a decir. Y no fui el único. Hace unos años me encontré con un amigo que me dijo: 
-El mejor verano de mi vida lo pasé en "La sodería". 
Creo que yo también.
B- Albert Maitre 8, Barrio Latino, París. Jugué a vivir en esa ciudad por unas semanas. Una de las ciudades más lindas del mundo. (De las que conozco hasta ahora).

Al principio no me parecía lindo mudarme, más allá del embole de embalar y tirar cosas y cargar y descargar muebles es como que no terminas echando raíces en ningún lado. ¿Si me preguntan de dónde soy? Ahora les digo que soy un porteño, nacido en Catamarca y que se crió en Salta. Si, me siento porteño, me encanta Buenos Aires. 
Lo bueno de mudarse tantas veces: la facilidad para adaptarme que logré, para desapegarme de las cosas materiales. Para conocer culturas, costumbres e idiosincrasias de diferentes provincias y ciudades. Eso enriquece. Como escritor me sirvió muchísimo. Y lo mejor de todo es que te van quedando amistades por todos lados. Vínculos que si aprendes a saberlos cuidar, quedan para siempre.  

11- Planeta Tierra, ciudadano del mundo. 

Marcelo J. Silva
29 de Marzo de 2017

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