Había una vez un poeta


Había una vez un poeta

-No, no tengo-
Le digo ahora cuando me pide una limosna
Lo conozco del barrio desde hace unos años
Cuando era “el chico de la calle poeta”
Cuando improvisaba recitados en los colectivos a cambio de monedas
Aparenta más de cuarenta pero tiene menos de veinte
Y ya no recita más poemas
Se pasea descalzo por las calles y las plazas
A veces está mejor
Se le escapa una sonrisa de vez en cuando
Mantiene los ojos fijos y hasta parece que estuviera mirando
Se nota que es un buen pibe y bastante inteligente
Sin embardo la mayoría de las veces parece un zombie
Y lo digo literalmente, sin usar una metáfora de por medio
¿Qué nos pasa cuando lo vemos?
Lástima, compasión, miedo
O lo más fácil, mirar para otro lado
Para darle lugar a la indiferencia
¿Adónde habrán ido sus poesías?
Pensar que ese chico que ahora deambula perdido por la vida
Hace menos de veinte años fue un bebé
Con toda una vida por delante
Con toda la esperanza de la inocencia
Con todo el derecho de ser feliz
Cada vez que lo veo me pregunto:
¿Qué es lo que estamos haciendo mal?
O ¿Qué es lo que no estamos haciendo?
Igual con preguntar no hacemos nada.

MJS

Comentarios

Guillermo Silva ha dicho que…
Tal vez si hacemos algo cuando nos preguntamos que estamos haciendo mal, quizás sea ese el primer paso para cambiarlo.
Triste la realidad de tanta persona que viven en la miseria y en el abandono. Y pensar que alguna vez estuvieron llenos de vida, de poesía y de amor...

Un abrazo Marcelo, un gusto conocer tu blog y tus letras.

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