Cuenta regresiva: 7 días

Cuenta regresiva: 7 días

Me falta una semana para irme. ¿Y saben qué? El dejar todo e irse no es tan sencillo. Más allá de los afectos, y las cosas materiales hay algo más que nos tiene atrapado y no nos damos cuenta. Durante los últimos días estuve en la engorrosa tarea de darme de baja de todos los servicios que el estado o algunas empresas nos brindan para poder sobrevivir en una ciudad y también darnos, de algún modo, algo de confort. Realizando esa tarea me di cuenta en la maraña en las cual estamos enredados y conectados a una telaraña invisible de datos y cables y empresas y números de clientes y contestadores automáticos. Luz, agua, gas, cable, internet, teléfono, ABL, patentes, seguros, seguridad social, medicina prepaga… Qué cosa espantosa son los trámites. Darme de baja al cable fue una odisea. La verificación vehicular policial me llevó medio día, la transferencia otro tanto. Y así, con cada uno.
Igual este último tiempo no fue del todo malo. A los trámites los compensaba con las despedidas. Todas las noches alguna cena, picadita, vinos, empanadas, cervezas, fiestas, tragos. Llamados de personas que hace mucho no veía y que me quieren ver. Otras que gratamente me sorprendieron al brindarme su ayuda. Es en estos momentos en los que te das cuenta de los que verdaderamente están. Porque es una situación extraña. Me voy y no sé cuando voy a volver. Y la ayuda que te brindan es totalmente desinteresada y los que te la bridan lo hacen solo porque te desean lo mejor. Quieren que sea feliz.
Me pasaron muchas cosas lindas. Ver las lágrimas de emoción de mi vecina viejita cuando le regalé el libro y que se haya quedado todo el fin de semana esperándome para que se lo firmara no tiene precio. La china a la que le llevaba la ropa para lavar me pidió por favor que la vaya a saludar antes de irme. Personas que desconocía al contarles acerca del viaje me desearon la mejor de las suertes. Te vas cargando de una energía positiva. Y eso te da fuerzas. Y eso ayuda a tirar por el piso esa lucha interna que tuve hace un tiempo en la que te enfrentas con toda esa estructura social que está instalada de cómo es la vida, lo de trabajar, casa, esposa e hijos. Y el trabajo, el trabajar y ganar plata y amargarte la vida en un trabajo que no disfrutás. Bueno, eso ya está. Sé lo que no quiero. Ahora voy por lo que quiero, por lo que me gusta. Ser escritor. Y creo que no solo quiero ser escritor porque me apasiona la literatura y leer y escribir. Y quiero contar historias, crear vidas inexistentes y transmitir emociones. No, no es solo eso. También quiero ser escritor para tener la vida de un escritor. Leyendo las biografías de mis autores preferidos todos tuvieron una vida apasionante. Todos hicieron largos viajes, tuvieron grandes amores, vivieron aventuras increíbles. Quiero eso. Me voy en busca de eso. Conocer otras culturas, otras formas de ver la vida. Conocer personas, hacerme amigos, charlar, emborracharme, amanecerme, enamorarme en cada ciudad o país que visite y más que nada esa adrenalina de enfrentarte a lo desconocido. A que cada día sea diferente.
Si, ya lo sé. Suena todo muy idílico y romántico. El gran desafío es llevar eso a la realidad y tratar de ganarme la vida escribiendo o haciendo cualquier otra cosa durante el viaje. Eso lo iré viendo sobre la marcha y sé que cuando surjan las necesidades, seguro que va a nacer la creatividad suficiente para buscarme  la manera de vivir.
Igual tengo mucho trabajo pendiente. Tengo varios proyectos como escritor:

1) Terminar el libro de mitos y leyendas argentinas. Me quedan escribir 3 cuentos y corregir los otros 10 que ya están terminados.

2) Escribir el libro que relate mi viaje alrededor del mundo. (Que quizás este escrito forme parte)

3) Escribir el libro sobre la vida de mi abuela. Tengo que desgrabar 10 horas de entrevistas que le hice. (Todavía no me animo a escuchar las grabaciones. No me atrevo a escuchar su voz). Cuando la desgrabe tengo que escribir el marco sociopolítico de lo que ella me contó.

4) Escribir una novela histórica. Muy ambiciosa. Trama: un francés acusado por un crimen que no cometió se escapa a Argentina en 1820. Encuentra el tesoro de Cisneros. Pelea contra su enemigo en la vuelta de Obligado. A su mujer se la llevan los indios y tiene un hijo. Este se enfrenta con su otro hermano en la batalla de Cepeda. Lo ambicioso será que la trama muestre de una forma sutil y metafórica la división argentina.

5) Libro de relatos y fotos sobre un próximo viaje en auto por la ruta 40 de punta a punta. La idea sería contar una historia de cada pueblo de esa ruta. (En realidad es un excusa para recorrer esa ruta).

6) Libro sobre mitos y leyendas de Sudamérica. (Otra excusa para viajar).

7) Libro con la crítica de las 100 películas que más me gustaron de todos los tiempos. (Ya las tengo seleccionadas y tengo escritas varias reseñas)

8) Libro sobre mi experiencia de vivir como un linyera en Buenos Aires. (Sí, quiero vivir esa experiencia)

9) Sé que entre todos esos libros algún otro de poesía va a salir.

O sea que trabajo me sobra. Como vivir de esos trabajos ya veré. Será parte del viaje.

Marcelo Javier Silva
13/04/17

Comentarios

Entradas populares de este blog

La batalla de Piribebuy

Los midontes (Apocalipsis II)

Ao Nang, Krabi