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Mostrando entradas de mayo, 2013

Había una vez un poeta

Había una vez un poeta -No, no tengo- Le digo ahora cuando me pide una limosna Lo conozco del barrio desde hace unos años Cuando era “el chico de la calle poeta” Cuando improvisaba recitados en los colectivos a cambio de monedas Aparenta más de cuarenta pero tiene menos de veinte Y ya no recita más poemas Se pasea descalzo por las calles y las plazas A veces está mejor Se le escapa una sonrisa de vez en cuando Mantiene los ojos fijos y hasta parece que estuviera mirando Se nota que es un buen pibe y bastante inteligente Sin embardo la mayoría de las veces parece un zombie Y lo digo literalmente, sin usar una metáfora de por medio ¿Qué nos pasa cuando lo vemos? Lástima, compasión, miedo O lo más fácil, mirar para otro lado Para darle lugar a la indiferencia ¿Adónde habrán ido sus poesías? Pensar que ese chico que ahora deambula perdido por la vida Hace menos de veinte años fue un bebé Con toda una vida por delante Con toda la esperanza d

Los idiotas

  El dilema de l os idiotas El sentido de la lógica del idiota Tiende a ser del talante miserable de una mosca ¿De que sirve gastar tinta en sus memorias? ¿Para que detenernos en conjeturas? Si ellos, (está dentro de las probabilidades) Pueden pensar que hasta yo también sea un idiota O hasta quizás me cataloguen peor Y he aquí el dilema ¿Cuál es? Se preguntarán ustedes impíos lectores Primero y antes que nada hay que aclarar algunas cosas ¿Quien soy yo para catalogar a alguien de idiota? ¿Desde que lugar me paro para clasificar a alguien así de esa manera? ¿Bajo que parámetros y valores morales los mido? Pero ese no es el dilema aquí y ahora Lo que ocurre es que nadie puede asegurar que sea el dueño de la verdad Nadie el dueño de la razón ¿Cuál es el dilema entonces? El dilema es que los que yo pienso que son idiotas Y que a mi me califican de idiota Son tan, pero tan idiotas Que hasta pueden llegar a tener razón. MJS

Los midontes (Apocalipsis II)

Los midontes Apocalipsis II Con quien quiera que seas Vendrás a decir mi nombre Hoy no hay luz en el aire Y ya se han ido los midontes La mancha negra del sol se ha agigantado Y seguro se habrá agrandado la herida de la luna Ayer pude bajar al patio Queda alguna esperanza todavía Las madreselvas por ejemplo han crecido Igual, el temblar del horizonte recrudece Queda poco tiempo Cada vez menos dijo la última voz en la radio Cada tanto se oyen las metrallas mezcladas con algún que otro grito Las sirenas han cesado hace como dos meses No hay campanas o al menos no hay campanarios El reino del silencio ha nacido Ya ni me asomo por las ventanas cuando se escucha algún ruido Hay olor amarillo y nafta El agua se ha oscurecido El contenido que hay en las latas ojala supiera a podrido Hace ya mucho que se llevaron a Eleonora La extraño, aunque seguro que ya la sacrificaron La inercia, la quietud, la oscuridad Desde que esa mancha en el sol a

Escribirte

Escribirte Me contagia tu voz Cuando hablas y te haces la payasa y te reís a carcajadas Me enloquece tu seriedad Cuando te haces la competente y fruncís con extrañeza el ceño de tu frente Me enorgullece tu moral Cuando renegas contra la injusticia y te brota la bronca o la generosidad Me gusta tu carácter A pesar de tu mal humor por las mañanas, me gusta tu carácter Me asombra tu silencio Esa pausa momentánea cuando te haces la pensativa antes de decir algo Me guiña un ojo tu sonrisa Ese gesto apenas perceptible que a veces se te escapa y se nota solo cuando estás muy cerca Me enamora tu maldad Cuando te sale desde adentro ese costado oscuro de tu alma, esa genial dualidad Me causa gracia tu despiste Esa habitual mirada hacia la nada cuando caminas por alguno de tus universos perdidos Me encantan tus manos Cuando te peinas mientras moves hacia un lado tu cabeza y encima sabes lo que a mi me gusta cuando haces eso Me apabulla l

El canto de las ranas

El canto de las ranas El canto de las ranas me molesta Sobre todo cuando estoy triste Cuando estoy contento también Pero no tanto Cuanto estoy contento están ahí, con su música como de fondo Y me resulta algo prácticamente indiferente Cuando estoy triste sin embargo Me molesta todo: El aire, el frío, la lluvia, el sol Pero sobre todo me molesta el canto de las ranas Lo odio O quizás debe ser envidia Puede ser Quizás envidie su felicidad De que estén ahí, cantando en sus charcos salvajes Nadando entre los yuyos Libres, desnudas, despreocupadas Soñando con vaya a saber qué Viviendo una serenata constante Gozando de una fiesta interminable Teniendo orgías por doquier Aventureras Enamoradas Felices Sí, las ranas son felices Naturalmente felices Debe ser por eso que las envidio Será por eso que las odio tanto Sobre todo cuando estoy triste. MJS

La valentía de los cobardes

La valentía de los cobardes Con todo el cuerpo raspado por varias ramas salidas También por las espinas de las hojas Tapado por el verde de un techo de mastodontes de madera y sombra Sembrado el suelo de hormigas, langostas y de lauchas De noche salen lechuzas Anduve así con todo el respeto del mundo Perdido entre las matas, entre los montes y las montañas Comiendo algunas frutas, algunas semillas Insectos o lo que podía No llegué nunca más a ver otra vez la civilización No la extraño, no la quiero ver nuevamente Me costó un tiempo adaptarme Soy feliz aquí Así que No me busquen No me extrañen No me recuerden Lo tengo decidido No quiero ver nunca más a nadie Sobre todo a vos: Mabel Cáceres. MJS